domingo, 11 de enero de 2015

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Desde que comenzara las clases de tango, mi profesor aprovecha cualquier situación para soltarme un “pero, qué linda sos”. Cuando en algún momento de la clase me quedo desparejada, me llama: “Vení, nena, vení”, y mientras tomamos posiciones y empieza a dirigir mis pasos muy despacio, me mira fijamente y me pregunta: “¿Qué tal estás, flaquita?”.

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Nuestro primer contacto fue telefónico. Entonces mi interlocutor me preguntó mi edad y cómo había sabido de él.

- Por uno de tus anuncios. ¿Importa mucho la edad para bailar tango? –acababa de cumplir años, así que su curiosidad adoptó carácter de cuasiagresión.
- No, claro que no, lo decía para buscarte una pareja más o menos mayor –yo le había comentado que iría a bailar sola.
Tras confesarle mi edad y que él me hiciera saber que Videos porno caseros voz de adolescente, me dijo:

- Lo mejor es que asistas esta tarde a una de mis clases. Así te hacés una idea. Luego nos quedamos de fiesta hasta las tantas.
- Bueno, yo mañana trabajo.
- ¡Ah!, pero vos sos muy joven. Vení. Luego te invito a una copa.
Sentada en un lugar privilegiado de la sala, atendí a la clase. De vez en cuando, mi posible futuro profesor se me acercaba, me sonreía y me preguntaba qué tal. Una de las ocasiones se sentó a mi lado.

- ¿Qué te parece?

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