* Estoy empezando a hartarme de tenerle miedo a los perros. Ayer entré cuatro minutos tarde a trabajar porque había un puto perro en la puerta y no me atrevía a entrar. Un día de esta misma semana, estaba en un descanso sentada en un bordillo cuando pasa una señora con su perro. El perrito que se acerca a olerme y yo me pego a la pared como una Incestos, ¿quereis creer que la maldita señora no apartó al perro?; joder, poco más y taladro la pared.
Acabo de llegar de tomarme un café con Elisa y Laura, todavía no me creo que hayamos conseguido sentarnos en los sofás del café del sol...
Antes habíamos estado en casa de Fran comiendo tarta. Hoy es el cumple de Eli, cumple 25 y al igual que al resto de mis amigas, le deso que sea muy, muy feliz durante estos trescientos sesenta y cinco días que le quedan para cumplir uno más.
Eli forma parte de ese reducidísimo grupo de personas a las que considero mis amigas.
Elisa es perfeccionista hasta la crispación, cuida los detalles hasta el punto de sacarnos a todas de quicio. Y es terriblemente impuntual, hasta hora y pico hemos estado esperándola... Siempre decímos que un día le tenemos que dar un escarmiento y largarnos, pero luego nunca lo hacemos. Como mucho, le mandamos un mensaje para que vaya a tal cafetería.
Dice que se está regenerando, y el otro día llegó solo tres minutos tarde. No me lo podía ni creer, pero el milagro no se volvió a repetir. Hoy quedó con Fran para cenar a las diez y Laura y yo hicimos porra antes de marchar para apostar cuanto tiempo le hacía esperar.
La llamas por teléfono y siempre está saliendo de casa; la vuelves a llamar al cuarto de hora y ya está en el portal. Elisa tiene ascensor.
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